En la Argentina se fabrican el 85 por ciento de los ascensores que se instalan, que se calcula serán 6.000 para este año. El sector cuenta con alrededor de 1.500 empresas y desde la cámara que las agrupa impulsan nuevas regulaciones.
Agencia TSS – El transporte de pasajeros más utilizado en la Argentina después del automóvil no se mueve sobre ruedas ni se traslada de manera horizontal. Lo hacen los ascensores, que a diario realizan alrededor de 48 millones de viajes en los que suben y bajan a más de 9 millones de personas.
El sector de ascensores cuenta hoy con más de 1.500 empresas, en su mayoría Pymes nacionales, que se ocupan de la fabricación, instalación y mantenimiento de estos equipos. “En la Argentina se fabrican el 85 por ciento de los ascensores que se instalan y prácticamente los repuestos de todos los ascensores instalados. En lo que hace a instalación y mantenimiento, el 90 por ciento de las empresas del mercado son locales”, destaca Andrés Pozzo, presidente de la Federación de Asociaciones y Cámara de Ascensores de la República Argentina (FACARA), y estima que en este 2014, “entre lo importado y lo fabricado, se instalarán alrededor de 6.000 ascensores en la Argentina”.
En cuanto a la fabricación, el especialista subraya que el diseño y el armado de estos equipos se desarrolla a nivel local, con insumos nacionales e importados. Por ejemplo, las máquinas se hacen en fundiciones locales, pero suelen importar cobre para los bobinados y los componentes de los tableros electrónicos.
Según Pozzo, los fabricantes de componentes de ascensores se unieron en el Instituto Tecnológico para el Estudio y la Enseñanza del Ascensor (ITEEA), donde diferentes grupos hacen investigación y tratan de desarrollar la base para fabricar nuevos productos, como el motor de imanes permanentes, que todavía no se fabrica localmente, o la incorporación de mejoras tecnológicas y criterios de racionalidad energética que podrían llegar a ahorrar, de aplicarse en todo el complejo edilicio del país, alrededor de 100 millones de pesos al año en consumo de energía.
Además, junto con la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (FIUBA) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), ITEEA ofrece capacitaciones a ingenieros que desean especializarse en ascensores y, con FACARA, trabajan para categorizar y profesionalizar a las empresas. “Hay una deficiencia de profesionales especializados en el sector muy importante, sobre todo en el sistema de control”, dice Pozzo. Y agrega que en las ciudades principales de la Argentina es obligatorio tener un representante técnico de equipos y empresas, pero también es necesario que los controles sean realizados por profesionales especializados, algo que no siempre es así: “En Buenos Aires, los inspectores que realizan los controles no son profesionales; sí son ingenieros, pero ni el 10 por ciento está especializado. Para los ascensores de 30 a 50 años de antigüedad eso puede estar bien, pero, ¿quién va a controlar los ascensores de las torres de alta velocidad?”, cuestiona.
FACARA también está impulsando el establecimiento de nuevas regulaciones que sean aplicables en todo el país, por ejemplo, para que se respeten las normas IRAM de fabricación y que se hagan efectivos más controles de calidad.
“En Buenos Aires hay una normativa para la instalación de ascensores nuevos, que es del año ’72 con una actualización en 2003, pero no tiene que ver con tecnología sino con accesibilidad. Lo mismo ocurre en las principales ciudades, pero en el resto del país estamos huérfanos de normas”, explica Pozzo. Y concluye: “Una de las necesidades principales es que se cree una normativa de actualización del parque, que obligue a que los ascensores tengan un límite de antigüedad para funcionar”.
Fuente: http://www.unsam.edu.ar/tss/la-industria-vertical/