Pocas industrias en Argentina han crecido tanto en tan poco tiempo como las fábricas de ascensores. Sin ir más lejos, hace 30 o 40 años, nacían las primeras firmas del sector dedicadas al mantenimiento de equipos con una mecánica rústica por entonces, pero que con el paso del tiempo llevaron a la provincia de Buenos Aires -la de mayor producción- a fabricar equipos de primer nivel mundial.
“Argentina es líder en avance de ascensores. Es cierto que Brasil nos supera en cantidad, pero acá hay muy buena tecnología y el ascensor que se instala hoy en nuestro país es el mismo que podemos encontrar en los mejores edificios del mundo”, asegura contundente Fernando Suárez, Presidente de la Federación de Asociaciones y Cámaras de Ascensores de Argentina (FACARA). El crecimiento sostenido de la construcción es el factor fundamental para que el sector crezca. La actividad de la construcción atraviesa una fase de fuerte recuperación en los últimos meses, alcanzando tasas de expansión del 12%, cuando en 2014 anotaba un retroceso del 2,4. Los despachos de cemento al mercado interno en el primer semestre acumularon un aumento de 10,8% respecto del mismo período del año pasado, para marcar un pico histórico de comercialización. Períodos de buenos números, hicieron posible que la fabricación de ascensores se especialice y consiga generar puestos de trabajo suficientes para la creación de distintas empresas en todo el territorio provincial. Ejemplo de esto es que en cada gran ciudad bonaerense, existen varias firmas que no sólo fabrican ascensores, montacargas o sillas de cargas, sino que realizan mantenimiento de equipos y están alertas las 24 hs. por cualquier imperfecto que pueda ocurrir. “Empezamos con mantenimiento como todos los colegas, que es el ABC del ascensor. De ahí nos volcamos al montaje y después a la fabricación. Es una escuela, un mundo muy amplio. Desde los ´80, donde no existían los ascensores electrónicos, se dieron grandes cambios y no solo en los comandos sino hasta en las lamparitas que marcaban los pisos en la puerta”, recuerda el Licenciado en Comercio Exterior Dr. Rubén Sánchez, titular de la firma Ascensores Roldana de Pergamino. La empresa es hoy reconocida a nivel nacional y se pueden ver equipos de su fabricación en edificios de ciudades cercanas. En ese sentido, Sánchez recuerda que “con la construcción de los complejos del FO.NA.VI -Fondo Nacional de la Vivienda- instalamos los primeros ascensores con tablero electrónico”.
En su momento este tipo de equipos fue todo un cambio y era necesario poder contar con materiales de fabricación nacional que fuesen de la mejor calidad. “Actualmente con materiales argentinos se pueden fabricar tranquilamente los equipos. Existen algunos elementos que necesitan ser importados, pero no son un impedimento para construir”, precisa el titular de FACARA. Si bien las realidades pueden variar de un punto a otro de la provincia, desde la Federación aseguran que el sector, a pesar de no contar con estadísticas oficiales y ciertas, se mantiene gracias a las múltiples empresas fabricantes, preferentemente instaladas en Pergamino, Bahía Blanca, Tandil, Mar del Plata, La Plata y el Gran Buenos Aires. Sobre esto opina Pablo Murua, uno de los responsables de Ascensores Tandil, empresa familiar con 30 años de experiencia: “Desde nuestra óptica se ve una evolución en el tipo de ascensores. En los últimos 10 años se registraron altos índices en la construcción, y por ende las instalaciones de ascensores aumentaron. Pero actualmente la actividad mermó, aun en Tandil que parece ser una ciudad privilegiada porque se construye mucho, no se registra tanta actividad como hace un tiempo”. Javier Schamber, Director de Ascensores KBB de Bahía Blanca, puntualiza que “estamos en permanente crecimiento.
En Bahía se están haciendo alrededor de 25 edificios, de los cuales la mitad tiene 2 ascensores. Eso nos genera mucha actividad no sólo a nosotros. Estamos en contacto con fábricas de Buenos Aires y están saturados”. La seguridad ante todo Aun con grandes avances en cuanto a la estética, rapidez y comodidad de los equipos de transporte vertical, las normas de seguridad juegan un papel clave en un sector que aunque no está controlado al máximo, busca normalizarse. Es por eso que en varias ciudades de la provincia, en donde la construcción de edificios aumentó en los últimos años, se sancionaron ordenanzas sobre la regulación de los ascensores a partir de normativas provinciales.
Es por eso que ciudades como Avellaneda (Ordenanza n° 18.141), Mar del Plata (Ordenanza n° 16.589), La Plata (Ordenanza n° 8769/97), La Matanza (Ordenanza n° 10.656), Bahía Blanca (Ordenanza n° 15.877) o Junín (Ordenanza n° 3539/96), existen normativas que buscan regular la instalación y mantenimiento de ascensores con determinadas características propias, pero que comparten rasgos generales.
“Actualmente hay un nivel de avance regular en todas las ciudades con respecto a este tema. Somos las empresas las que venimos luchando para que se logre la normativa de forma total. Lo hicimos en Pergamino, en San Nicolás y en Junín. Son leyes de transporte vertical que se parecen mucho a las de Buenos Aires o La Plata, que son precursoras”, reseñan desde Ascensores Roldana. En esa línea, para el titular de la firma pergaminense “la seguridad es el elemento prioritario a la hora de la fabricación e instalación”. Y continúa: “Tenemos que bregar por la seguridad, es nuestra obligación. Hay tres puntos fundamentales en este tema: que el administrador sea una persona concientizada cuando el mantenedor le indica que hay que sustituir algún elemento del equipo; que el Consorcio esté en sintonía con el mantenedor y con el administrador, para que ante el más mínimo detalle se solucione cuanto antes; y que los estatutos municipales establezcan como base las responsabilidades compartidas de cada parte”.
Esa tarea es llevada adelante con tanto ahínco como la de la fabricación, ya que a diferencia de otro tipo de rubro, en este caso el camino no se termina cuando el equipo sale de la fábrica sino que continúa constantemente durante los períodos de mantenimiento. Las normas regulan incluso cuándo se deben realizar dichas verificaciones. Javier Schamber, de la bahiense KBB, sostiene que “los mantenimientos e inspecciones se hacen una vez por mes, por seguridad y normativa. Salvo en el puerto donde lo hacemos cada 15 días, por pedido de ellos”. Al ser consultado sobre cuáles son las principales tareas, detalló que “en las inspecciones se verifica la seguridad de los pasajeros, que no se abran las puertas si no está la cabina o el funcionamiento del paracaídas que es el sistema fundamental para que ande. Además que las puertas abran y cierren correctamente, y que las máquinas no pierdan aceite. Si se hace un trabajo adicional, se informa a la administración y se evalúa la posibilidad de llevar adelante el trabajo”. Para realizar toda esta tarea, la empresa cuenta con un plantel de empleados destinados al mantenimiento que están todo el día abocados ante cualquier urgencia. “Son todos técnicos electromecánicos, que es el requisito fundamental”, asegura. Fernando Suárez, de FACARA, especifica que se está trabajando en una Ley de transporte nacional que ya se encuentra en la Cámara de Senadores de la Nación y busca generar un antecedente para regular la actividad en todo el país, con el anhelo de que en un futuro se circunscriba a las normas Mercosur. “La seguridad es una mesa con 4 patas: Participación, difusión, educación y capacitación. Educación, a los usuarios de ascensores en las normas básicas; Capacitación, a las empresas y empleados en el uso ya que los accidentes también se registran en el personal que repara y trabaja en los equipos; Participación, en la elaboración de normas, y Difusión, de dichas normas aprovechando los medios de comunicación para instalar como tema el cuidado personal dentro de los ascensor, escaleras mecánicas o transporte vertical”, dice contundente el Presidente de la entidad.
¿Cómo funciona un ascensor? Un caso innovador Los usamos a diario. Incluso vemos parte de ellos sin saber cuál es su función. En esta breve explicación, conocemos el costado oculto de los elementos que lo hacen moverse y un detalle importante: el accionar del paracaídas cuando la cabina supera la velocidad de descenso.
Limitadores de velocidad Este mecanismo emite la señal para que se active el dispositivo paracaídas. Consiste en dos poleas con un cable de acero especial, que acompaña por arrastre a la cabina sin intervenir en su movimiento. Cuando la velocidad de la polea superior supera la estimada, el cable se detiene bruscamente y emite la señal al dispositivo de frenado de emergencia. Dispositivo paracaídas Se trata de dos cuñas metálicas que se insertan en las guías del ascensor cuando éste supera una velocidad de caída. Al clavarse, detienen mecánicamente el coche y evitan que siga cayendo. El movimiento frena progresivamente para evitar mayores daños.
Fuente: http://www.cpba.com.ar/images/Biblioteca%20Virtual/RePro/RePro_87.pdf